Laboratorio ECUA: el tiempo del cuidado y la resistencia

Nombre del autor, Año

“La explosión no ocurrirá hoy. Es demasiado pronto... o demasiado tarde.” (Fanon 41, 2009) Así comienza Frantz Fanon su lúcida advertencia en Piel negra, máscaras blancas, dejando entrever ese instante suspendido donde el cambio parece inminente pero aún no ha llegado, donde la historia contiene la rabia, la esperanza y la urgencia. Así también se sintió el Laboratorio ECUA, realizado en Quito del 21 al 23 de febrero de 2025. Un espacio donde comunidades amazónicas, activistas antimineros y artistas contemporáneos se reunieron no solo para compartir su trabajo y denunciar el despojo, sino para cuidar colectivamente la palabra, el cuerpo y la vida misma.

El Laboratorio ECUA no fue un coloquio académico ni un evento institucional. Fue un acto de resistencia sostenida, de escucha profunda, de creación de comunidad. En tiempos donde el poder neoliberal se impone a través de extractivismos voraces, criminalización de la protesta y necropolítica, las voces que se escucharon en este encuentro nos recordaron que aún existe otra forma de estar en el mundo: una forma con objetivos colectivos por la defensa del agua, desde el vínculo con el territorio, desde el cuidado común.

Las mujeres, lideresas Shuar y Huaorani, protectoras de la selva, de los ríos y de los conocimientos de la vida, estuvieron al centro. La imagen potente de sus cuerpos que con autoridad nos relatan sus caminos de resistencia y organización comunitaria para la defensa de sus formas legítimas de entender y relacionar la vida con la naturaleza. Ellas, junto a jóvenes activistas, comunidades indígenas, colectivos urbanos, artistas y organizaciones defensoras de derechos, compartieron relatos de despojo, pero también de dignidad. Porque donde el capital busca abrir la tierra para extraer minerales, las comunidades abren caminos para sembrar vida.

El Laboratorio ECUA fue eso: un tiempo que resiste el tiempo del capital. Un espacio que se rebela contra las lógicas del extractivismo, contra progreso prometido que siempre llega tarde a quienes primero despoja. Fue un ejercicio de memoria, porque hablar desde la tierra y sus propias geografías es hablar de una historia de siglos de violencia y saqueo, pero también de luchas que nunca se extinguieron.

Fanon nos advierte del umbral entre el ahora y el porvenir, de ese instante de acumulación de fuerzas que aún no explota. Pero en el Laboratorio ECUA, más que esperar una explosión, lo que se construyó fue una red de afectos, de saberes, de estrategias para sostener la vida. Porque a veces resistir no se trata de hacer estallar, sino de insistir. De persistir. De cuidar.

Necesitamos más encuentros así. Encuentros que no solo denuncien, sino que generen vínculos. Encuentros que nos devuelvan la capacidad de imaginar un futuro distinto, donde la naturaleza no sea mercancía ni moneda de cambio, donde la tierra no sea mina, donde la vida no sea estadística.